¿Qué tanto le piensas a esta comunista?



Una noche muy larga, no hay una buena vista.
Llueve y yo pienso en Chávez, cuánto lo extraño.
¿Qué tanto le piensas a esta comunista?

   Sus ojos, son mis estrellas.

Basta de cursilería, que mis ojos son ojos y las estrellas no aparecieron esta noche, ¿qué tanto le piensas a esta comunista?

   Su valor, su calidéz.

¿Valor de qué? Si no he hecho más que leerme decenas de libros rojos y nada más. Qué fundar agrupaciones culturales, grupos de estudio, de artistas. Y los tendederos políticos para informar. ¡Qué institucional me he vuelto! ¡Qué legal! La verdad es, que en el fondo desearía pasar a la acción directa salvaje, como creía en mis buenos tiempos de magonista radical insurrecta y golpista, como mis camaradas del centro, esos que hacen todo lo posible por ver correr sangre. Así que no me vengas con el valor ni la calidéz, que no los conozco ni por el diccionario. ¿Qué tanto le piensas a esta comunista?

   Ya te diré. Ya te diré.

No me gusta que lo hagas. Si acaso tenemos una relación superficial. Pero nada de compromisos, ni morales ni personales. No está en mis planes tener otro amor después de la revolución. ¿Qué tanto le piensas a esta comunista?

   En su terquedad, en su fragilidad.
   En que se esconde detrás de una coraza, detrás de llamas impenetrables. Pienso que su personalidad quema. Que es como uno de esos amores que pintaba García Márquez, idílico, salvaje, demoledor y que llevaría a cualquiera a la locura o a la tumba.

¡A la tumba nunca!
Que la locura es la vida, la mejor vida.
En estos tiempos, corazón, lo que está mal está bien, y viceversa. No te fíes, que sí quemo. Ya te he herido tantas veces ¡y tú sigues pensando en esta comunista!

   Lo sé, estoy en un abismo. El abismo de tus ojos negros. Enamorado de tu corazón comunista. De tu alma revolucionaria. Aunque no seas toda mía y seas más del pueblo, yo te seguiré amando así, como si en tus ratos libres te dedicaras a escribirme notas románticas, en vez de pensar en Fidel, en Chávez, o a ir de aquí para allá, quién sabe con cuánta gente, quién sabe hasta dónde, comprometida en tus cosas subversivas. Yo esperaré, hasta el día que seas más mía que mi vida.

Y seguirás pensando en esta comunista...

   ...hasta el final.




Blanca Martínez. (15/mayo/2014)

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