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Mostrando entradas de 2014

¿Qué tanto le piensas a esta comunista?

Una noche muy larga, no hay una buena vista. Llueve y yo pienso en Chávez, cuánto lo extraño. ¿Qué tanto le piensas a esta comunista?    Sus ojos, son mis estrellas. Basta de cursilería, que mis ojos son ojos y las estrellas no aparecieron esta noche, ¿qué tanto le piensas a esta comunista?    Su valor, su calidéz. ¿Valor de qué? Si no he hecho más que leerme decenas de libros rojos y nada más. Qué fundar agrupaciones culturales, grupos de estudio, de artistas. Y los tendederos políticos para informar. ¡Qué institucional me he vuelto! ¡Qué legal! La verdad es, que en el fondo desearía pasar a la acción directa salvaje, como creía en mis buenos tiempos de magonista radical insurrecta y golpista, como mis camaradas del centro, esos que hacen todo lo posible por ver correr sangre. Así que no me vengas con el valor ni la calidéz, que no los conozco ni por el diccionario. ¿Qué tanto le piensas a esta comunista?    Ya te diré. Ya te diré. No me gusta qu

La vida de las cosas

La vida de las cosas Frágil como la vida de las cosas, Así surgió la poesía del rojo más sangrante de las rosas, Rosas que tristes en mis pupilas me acarician el alma y suavizan los pensamientos. Pasajera como la vida de las cosas, y errante y doliente, regresando a mi naturaleza intrínseca, anhelando ser de hojas, inconforme de ser cartón. Libre, enamorada, irreverente como la vida de las cosas. Fugaz, embravecida, gigante como el océano al romper las olas. Confusa como la vida de las cosas, nostálgica, perdida, conociendo cielos estrechos por dentro y el infierno de los odios y los amores. En fuego, encendida como la vida de las cosas, adicta de la señora locura, mi madre, mi prostituta, mi cárcel y mi solución. Traviesa, inocente como la vida de las cosas, bohemia y mártir, borracha, unas veces cuerda, otras tantas loca. Y soy melancolía y soy fuerza. También muerte, también esperanza. Porque cuando se trata de la vida de las cosas, sólo hay una oportunidad sin más todo

Mi amor utopía

Me tropecé en tu camino, torpemente, insana enamorada. Frágil de llevar tantos golpes a cuestas, pequeña, insignificante. Me tropecé en la amplitud de tu sonrisa blanca, honesta y admití a tu mente inquieta explorarme, conocerme, aniquilarme. Me dormí en tus suaves ojos, dulces, cómodos, tropecé con su color de almendra y absurda, y enamorada los adoré. Me tropecé en tu camino incierto, como la niña torpe que juega a interpretar el papel de mujer, enamorada, frágil e irreverente, inteligente y tonta, arriesgada, estúpida, idealizando la utopía, a mi utopía, a tí, mi amor utopía.

La sombra de La Rosa

La sombra de La Rosa. Seguía siendo una sombra más, como muchos, como mis camaradas. Éramos siluetas tristes recortadas contra la cegadora luz de lo común. Ya lo sabíamos, ya lo sabíamos. Apenas había terminado una discusión conmigo misma de la que nadie había salido contento. Me arropaba entre mis sábanas, como protegiéndome de algún monstruo, como solía hacerlo de pequeña, sólo que entonces, entonces los monstruos estaban dentro de mi imaginación.  Ahora están adentro de mi cabeza, y afuera de mi ventana, esperando devorarme. Me cubro hasta la cabeza y aprieto con fuerza los ojos. La oscuridad me cubre y eso me gusta. Quiero estar sola, ahora sí. No quiero volver a encerrarme en mis pensamientos, la discusión de hace un rato me había  fatigado; no quiero saber nada más del mundo: esa había sido la conclusión. Soy humana, y  como tal, tengo el derecho de enviarlo todo al demonio, al menos por un día, y sentirme mal, por el simple hecho de estar viva puedo llorar sin que na

Para bien o para mal, se terminó.

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Para bien o para mal.- Ricardo Arjona. Con mi amor y tus recesos, tus delirios y accidentes, Tu dolor y mis tropiezos, tus colirios mis pendientes, Con tu falda arremangada, con mi angustia recurrente, Con tu espalda en tres almohadas, y mi astucia haciendo un puente. Tu pezón amenazando y mi boca haciendo fiesta, Un colchón de contrabando y la ropa haciendo siesta, Mi almidón y tu eficacia, tu chantaje y mi venganza, Mi sillón y tu acrobacia, mi equipaje y tu esperanza. Para bien o para mal ya se escribió, Para bien o para mal ya se archivó, Para bien o para mal se nos fugó, Con tu historia y mis antojos, Con tu llave y mis cerrojos, Para bien o para mal se terminó. Con tu amor tan disfrazado, mis mentiras, tus inventos, Con tu odio enamorado, y el reloj matando el tiempo, La pasión en decadencia, la emoción en bancarrota, Sufrirá la descendencia, las infamias de tu boca. Para bien o para mal ya se escribió, Para bien o para mal ya se archivó, Para bien o para mal se nos fugó. Para

A las mujeres.

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Nos dicen que debemos lucir perfectas, señoritas, utilizar el color rosa, el morado y los pastel. Que debemos oler rico y sonreír con dulzura. Y muy importante es ser de talla menor a siete. Nos enseñan a respetar la figura del varón, a idealizar los romances y esperar por la eternidad al príncipe azul, ése que jamás llegará. Nos obligan a escuchar música de moda, vestir a la moda, calzar a la moda. Debemos ser felices por moda. Porque así está establecido. Me ofende el concepto misógino, por demás prostituído debido a las tendencias de la época, en el que la sociedad moderna acomoda el papel de la mujer. Por lo menos en el pasado éramos consideradas el pilar de la familia, un ser que debía protegerse porque se suponía demasiado frágil para sobrellevar sola su propia existencia. Sin embargo, en la modernidad nos han despojado de ese sentido (poco menos denigrante) hasta el mustio significado de un par de piernas y un cuerpo que da sexo, y que, además, debe lucir siempre bonito

No es una amenaza, es una promesa.

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La situación en la que se encuentra México, exige que las y los jóvenes tomemos el presente en nuestras manos. Es momento de que pugnemos por un México más libre, más próspero y más justo. Las y los jóvenes de México, creemos que el sistema político y económico actual, no responde a las demandas de todos los mexicanos. La televisión produce enajenación, forma a los esclavos modernos, programa sociedades para amar al opresor. Condenan generaciones al horror cuando las instituciones ya no cumplen su función. Hoy el oprimido que dice basta y se levanta es tachado de revoltoso y huevón. ¿Qué podemos esperar de una nación donde el narcotraficante, el futbolista, la actriz de telenovela, tienen más admiración que aquél que lucha por sus derechos? Donde nos niegan la educación de calidad que es la base de toda estructura social. Sólo hay que mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que le llaman democracia y vivimos oprimidos, ¿cómo fue que a esta palabra le cambiaron el sentido?

Por qué soy anarquista.

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Es curioso cómo los seres humanos nos volvemos tan parecidos entre nosotros mismos. Y no hablo solamente de un parecido físico, como en la manera de vestir, la manera de hablar, de expresarnos, nuestro ritmo de vida, nuestras posesiones, las ideas predominantes, etc. Hay más. Cada vez que salgo a la calle me topo con miradas indiferentes. Es ya antinatural encontrar una sonrisa de cortesía al caminar por ahí. Los ojos de las personas son como huecos que han sido vaciados. La esencia de las personas se ha vuelto incolora, le hace falta la caricia de la vida. Nada brilla, todo es opaco, triste, es igual. Preguntarse cómo diablos piensa la gente resulta inútil. Ya lo sabemos, solo basta con echar un vistazo a google y nos enteramos de los últimos estudios de la medicina, el psicoanálisis, la sociología… ¿qué hay de eso? ¿Por qué si sabemos cómo pensamos, y sabemos que no lo estamos haciendo bien…no intentamos cambiar absolutamente nada? La respuesta no es que no nos interese, sin

"La escuela caduca"

"...Soy un adolescente promedio. Soy estudiante. Me despierto todos los días con el mismo dolor de cabeza: pensar que tendré que asistir un día más a la escuela. Me levanto de la cama y apenas desayuno un vaso de leche. No exijo más; pobre de mamá, sigue dormida, ella siempre duerme, llega tan cansada de su trabajo. No me atrevo a despertarla y con sigilo plancho mi uniforme para la batalla de todos los días y me cepillo los dientes. Listo. Vámonos a la escuela. Hoy no me siento muy bien, hice mal en desayunar sólo el vaso de leche, pero, tampoco había otra cosa para comer. Tengo que aguantarme el hambre, ni modos, mamá hace lo que se puede. Verónica entra al salón y yo la miro sonreír a todos dando los buenos días. Luce igual de hermosa que siempre. Hoy lleva un peinado distinto, el cabello suelto y un moño del lado izquierdo. Me gusta como se le ve. Dejo escapar un suspiro tonto en lo que la profesora entra al aula con su habitual mal humor. Pasa lista. Empieza