Como quien cose una herida


 Me llamas. Te iluminas
Con los rayos del sol. Te enciendes
Y yo me escondo, sombría,
De la desagradable luz de tu mirada.


Extraño, no sabes, las noches,
El mar, el café, la poesía,
Pero hoy lo he ahogado todo,
El misterio, la saliva, en la amarga nicotina.


¿Por qué vienes?
¿Por qué retumbas?
¿Por qué me quemas ahora
Y siempre, los besos, la ira,
La paz silente?


Porque te asomas con la Luna blasfema,
En la distopía de una falsa esperanza,
En los pedazos del espejo que he roto,
En el humo de los cigarros que fumo,
Gigante, delirante, suicida.


Y dueles, y matas, y te fugas
Deshojando las rosas que duermen,
En invierno, en otoño, en el siempre,
En la sangre que brota de mi fuente
No te apagas la sed, te ahogas.


Como quien cose una herida,
Te acuso, te destierro, te sacrifico.
Como quien cose una herida,
Lo asimilo, lo toco, lo beso, sí
Hay esperanza, hay paso, hay vida.


Como quien cose una herida,
Me marcho, me canso, te dejo,
Ya no te amo, dulce homicida.



Blanca Martínez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Su sonrisa

"La escuela caduca"

Nota al pie de mi cuaderno de Física (y microfísica del poder)